Ella le dijo: Ya
hace nueve años partió, pero todavía lo recuerdo y lloro por el como el primer
día.
El muy
tiernamente le tomo la mano y apoyando sus labios en sus oídos le dijo: ¿Lloras
por el, o por vos?
Respondió: No
entiendo lo que me quieres decir. El nuevamente le hablo en sus oídos; si
supieras en donde esta, si supieras por donde camina, si supieras como se
deleita con el verdor de los jardines, si supieras como moja sus pies en esas
cascadas de aguas cristalinas, si supieras como el canto de los ángeles lo
acompañan continuamente, si supieras que esa ciudad en donde vive es pura, que
la luz de Dios brilla siempre, si supieras que allí todo es paz, allí no
existen las lagrimas, no hay mas dolor.
¿Quieres que
vuelva? No... Dijo ella, acá sufrió
mucho por esa cruel y dolorosa enfermedad, déjalo allí porque es feliz… pero
tengo esta herida que no cura. El respondió: Curaras, y cuando veas la cicatriz
que quedara, te recordara que tu amado es feliz, que esta esperando verte
llegar.

Señor (dijo
ella), yo iré a encontrarme con el, entrare por las puertas de perlas y cruzare
el mar de cristal, de mi herida jamás me acordare y seremos felices por la
eternidad.