Cuento corto
seleccionado por Grupo de Escritores Argentinos para el XXI Certamen Literario
Internacional Homenaje al Amor 2017 S.A.D.E. Buenos Aires, 24 de Junio de 2017.
Amor De Adolescentes de María de los Ángeles Romero
Una frondosa y florecida glicina cubría gran parte del
antiguo patio, refugiándose en su sombra dejo caer el bastón a un lado y se
sentó en la desvencijada mecedora; lentamente fue cerrando sus ojos.
Tan solo una semana atrás había despedido a su amada Clarita,
esa mujer que amo apasionadamente toda la vida. Como en un sueño, recordó esa
historia de amor...
Con doce años recién cumplidos, se enamoro de una
compañera de clase unos meses menor que el. Ella también respondió a ese amor
de dulces miradas, recreos juntos, tomarse las manos debajo del pupitre,
escapadas en bicicletas a la hora de la siesta… ese amor puro, inocente,
integro, sin malicia… amor de adolescentes. Un día llego la triste noticia para
Alberto: había que hacer una mudanza, a su padre gerente de un importante banco
lo trasladaban a una sucursal de la ciudad de Buenos Aires.
Esa tarde… como lo hacia siempre … volvió a montar la
bicicleta y fue al encuentro de su bella Clarita, pero no tuvo suficiente valor
para decirle que ya no se verían mas, que esa era la ultima vez, tomo la
cadenita que colgaba de su cuello y se la coloco a ella prometiéndole amor para
siempre. Con el corazón dolido dejo el
tranquilo pueblo de Ceres provincia de Santa Fe, de casas bajas y sencillas, de
dorados trigales que fueron testigos silenciosos de ese amor.
Que sorpresa que hubo en clase cuando la maestra dijo que
la falta de un compañero era porque a su padre lo trasladaron a otra ciudad.
Pasaron años y más años;con exactitud, treinta.
Alberto forjo su camino desempeñándose como visitador
medico. Una tarde esperando para entrar a un consultorio, cautiva su atención
una bella dama con dos niños, a la que ve salir de allí. Sus miradas se encontraron y
en un instante se reconocieron: ese amor seguía vivo, no lo había apagado el
paso de los años, así es que concertaron una cita y en pocos días se vieron en
un café del barrio de Montserrat. El encuentro se extendió por varias horas…Clarita
le contó que se había casado, pero con tal mala suerte, que su marido a los pocos
años falleció trágicamente en un accidente, quedaron dos hijos que crió con
amor y mucho esfuerzo; para darles un mejor futuro económico dejo a Ceres.
Alberto le cuenta su breve historia amorosa… el nunca formo una familia.
Pasaron
los días y siguieron las citas, hasta que una tarde de primavera, cuando todavía
se escuchaba el canto de las aves y las flores abrían sus capullos, Alberto le
propuso casamiento. Hermosa y radiante se la veía a Clarita al entrar al templo
acompañada por sus hijos… El, con el amor intacto que sentía de su adolescencia, la esperaba en el altar. El paso del tiempo ayudo a Alberto ser un padre de corazón; cuido y velo por esos muchachitos
hasta que se hicieron hombres. A los pocos veranos Clarita y Alberto volvieron a Ceres; tomados de las manos recorrieron sus calles, la escuela, se sentaron en
el mismo pupitre, corrieron por los trigales dorados, volvieron a ser esos dos
adolescentes que prometieron amarse mas allá de la muerte. Vivieron cuarenta maravillosos
años de amor.
Ahora, la que se
había marchado…era Clarita… y esta vez, para siempre. El solo deseaba ir pronto
a encontrarse con ella, en su corazón seguía latiendo ese amor adolescente…con
fuerzas apretaba en sus manos la cadenita.
-Abuelo, abuelo ¿duermes?; la cena esta lista...
-No, querido, no duermo. Solamente estoy recordando.