Caminaban cabizbajos. Venían de la gran ciudad, llevaban en su interior una mezcla de dolor y decepción. Que largo se hacia el camino! Muchas veces habían recorrido el mismo trecho pero ahora era distinto. Cuantas veces hicieron los mismos kilómetros que los separaba de esa bonita ciudad, con gozo, con animo, con esperanza, ahora las circunstancias eran diferentes, las cosas habían cambiado, les embargaba una gran pena, parecía como que hasta el corazón les dolía; muchas veces nos identificamos con estas personas, nos sentimos solos, defraudados, tristes, desilusionados.
Querían llegar cuanto antes a la casa, necesitaban descansar, poner en orden esas ideas que venían a atormentar la mente, tal vez si lograban conciliar el sueño, se iban a sentir mejor, las esposas tendrían el baño preparado, una buena ducha los relajaria; siempre y cuando ellas no hagan muchas preguntas.
Los vemos caminando agobiados, hasta parece que caminan doblados por la angustia que llevan. Las piernas pesan y los pasos se hacen lentos.
¡Que distinto había sido un tiempo atrás! La conversacion no era la misma de ahora. Todo se había desplomado. Y siguieron la marcha, que desilusión!!!! la persona en la cual habían depositado su fe y confianza había fallecido. Estaban confundidos, en vez de darse animo uno al otro los oímos por momentos discutiendo.
Otro caminante se le suma a la marcha, se les pone a la par y como los ve tan apesadumbrados les pregunta ¿Que les pasa? ¿Porque están tan tristes?. Los dos no tienen ni fuerza para levantar el rostro, y mientras siguen caminando uno responde: ¿ Eres tu el único que no sabe lo que ha pasado en estos días? ¿ eres forastero? ¿ no sabes las cosas que han pasado? ¿¿ Que Paso??
Y lo que aconteció con un profeta de Nazaret llamado Jesús. Todos veíamos como actuaba ¡que poder! ¡era Dios mismo haciendo maravillas! pero no creyeron en El y aun lideres nuestros lo han entregado y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que El fuera el libertador de Israel, pero ya hace tres días que murió, para colmo esta mañana nos pegamos un gran susto, cuando unas mujeres de nuestro grupo nos dijeron que fueron a la tumba, pero no lo encontraron, solo vieron ángeles diciendo que El estaba vivo!!! entonces unos compañeros corrieron a ver , pero cuando llegaron al sepulcro no encontraron nada!!!!
El forastero respondió: ¿No sabían ustedes que el Mesías tenia que sufrir y padecer antes de subir al cielo para reinar? y siguió hablándoles de Moisés, de los profetas, de todas las promesas y su cumplimiento. Y así conversando llegaron al pueblo. Ya la tarde iba declinando, comenzaba a oscurecer, era tarde.
No es bueno que sigas el camino de noche, quedate a cenar con nosotros y descansa, cuando sea de día te vas, el forastero acepto la invitacion.
Cuando se sentaron a comer el visitante tomo el pan y dio gracias a Dios, lo partió y se los dio a ellos. ¡¡¡¡¡Esas manos!!!!! eran las mismas manos que ellos habían visto acariciando los niños, las mismas que multiplicaron los peces y el pan, las mismas que sanaban los enfermos. ¡¡Esas manos fueron abiertas en la cruz del Calvario y traspasadas por los clavos!! Ahí fueron abiertos sus ojos. Pero El ya no estaba, Jesús había desaparecido. Cuantas veces tu y yo estamos en la misma situación de estos dos hombres, el trajín de la vida, los reveses, los problemas, no nos hacen ver a Jesús que esta a nuestro lado, camina junto a nosotros, se sienta en la misma mesa.
Nuevamente estos hombres emprenden el camino de regreso a Jerusalén, van contentos, con animo, con esperanza.Tienen que darle a los compañeros las buenas noticias. ¡¡¡Jesus vive!!! ¡¡¡Jesus ha resucitado!!! Un párrafo de un viejo himno dice: Quedate Señor ya se hace tarde, te ofrezco el corazón para morar, hazlo tu morada permante Aceptalo!!Aceptalo mi Salvador.
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