Pala en mano cavo un pozo bien profundo, allí enterró cosas muy valiosas, una hermosa capa bordada con hilos de seda y oro, posiblemente usada por una persona muy importante, también en el hoyo escondió un poco mas de dos kilos de plata y un lingote de oro (aproximadamente 600 gs.) lo cubrió con tierra y para sus adentros pensó: Cuando pase el tiempo luciré este hermoso manto babilónico y disfrutare de la plata y el oro.
Nadie lo vio, nadie se iba a enterar que allí en su propia casa tenia una riqueza.
Pero no fue así, pronto lo descubrieron, pobre ACAN la codicia lo llevo a semejante acción.
Aquello que primero entro por sus ojos, lo llevo a codiciarlo y luego a robarlo.
No tan solamente el recibió el castigo, si no también su familia y aun sus bueyes, asnos y sus ovejas, todo lo que poseía fue sancionado (Josúe 7: 24, 25)
Nuestras decisiones y actitudes afectan a nuestra familia, a nuestro prójimo, a la sociedad y a todo lo que nos rodea, cuando actuamos bien también los nuestros son bendecidos y cuando hacemos lo que no es bueno, los nuestros sufren y pagan las consecuencias.
Crea en mi OH Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mi, no me eches de delante de ti y no quites de mi tu Santo Espíritu Salmos 51: 10, 11
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