Algunos corrieron
a los arboles y cortaron sus ramas, otros sacaron los mantos que rodeaban sus
cuerpos y los ponían en el camino, el estrecho paso se había convertido en una
alfombra combinada de bellos colores, el nazareno iba sentado sobre un asno.
A su paso las
gentes se inclinaron, lo bendijeron, lo aclamaron, lo exaltaron y lo
proclamaron rey, gritaban unánimes que sea su salvador, todo era fiesta
recibiendo al “Rey de Israel” “Sálvanos Dios nuestro” “Bendito el que viene de
parte de Dios”.
Pero tan solo
unos días después la escena cambio bruscamente, de esas mismas bocas salieron
otras palabras, eran voces enfurecidas, labios llenos de odio, los mismos que
lo aclamaban ahora pedían que lo crucifiquen. Los hosannas se transformaron en
gritos y amenazas. ¿Por qué tanto cambio? ¿Cómo en tan pocas horas hubo esa
reacción?
La semana que
siguió fue de dolor, desprecio, abandono, soledad, traición, pero aun así Jesús
se mantuvo firme a cumplir su misión, ese fue el acto de amor mas sublime que
cambio a la humanidad. Pasaron más de dos mil años y todavía esta vigente el
mensaje de la cruz.
Aquellos mantos y palmas fueron silenciosos
testigos de lo que sucedería en días más...
No hay comentarios:
Publicar un comentario