¡Alerta! ¡Medio planeta amenazado! ¡Conmocion mundial! ¡Impacto en tierra y mar! ¡Desastre en Japón! Estos fueron algunos titulares de las cadenas de television de todo el mundo.
La película "El día después de mañana" tiene un mensaje, y da a entender lo que puede pasar debido al cambio climático, pero por mas que se reunan en todas las naciones buscando una solución, nada pueden hacer.Escuche hoy a un geólogo decir que el terremoto de Japón nada tiene que ver la mano del hombre, que es obra de la naturaleza, los grupos ecologistas le echan la culpa a lo que la gente hace con el planeta.
Los lectores de la Biblia sabemos lo que dice la Palabra de Dios, es bien clara, y nos advierte de las señales que vienen antes del fin del mundo.
El evangelio de San Mateo nos habla de que la gente sera tan mala que la mayoría dejara de amarse, habrá guerras, los países pelearan unos contra otros, habrá hambre, terremotos.
La segunda carta de Pedro dice: Dios creo los cielos y la tierra, con una orden separo la tierra y los mares, uso el diluvio para destruir al mundo de esa época, ese mismo poder ha dado la orden de que, en el momento indicado los cielos y la tierra que ahora existen, serán destruidos con fuego. Serán quemados el día que Dios juzgue a todos.
Dios no es lento para cumplir su promesa como algunos piensan. Lo que pasa es que El tiene paciencia porque quiere que nadie se pierda, sino que vuelvan a obedecerle.
Lo que pasa en el mundo no nos sorprende, nos da dolor por la cantidad de victimas que están sufriendo esta catástrofe. Debemos estar alertas, vigilantes y preparados como las vírgenes prudentes que esperaban al novio con aceite en sus lamparas.
Velemos y oremos porque no sabemos el día ni la hora que el Hijo del Hombre ha de venir a buscarnos.
El que tiene oído para oír, que oiga.
Que podamos decir como Juan: ¡¡Ven Señor Jesús!!
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