Al leer una carta
de un interno carcelario, privado de la libertad, interprete que: Cuantas veces
decimos “somos libres” porque caminamos por la ciudad, somos alumnos de la
universidad, somos operarios en la fábrica, o comerciantes, ejecutivos o
profesionales, decidimos en compras y ventas, planificamos las vacaciones,
ejecutamos decisiones en nuestros hijos y a veces en nuestros mayores.
“actuamos libremente”.
Si bien, sin caer en enfermas adicciones como el alcohol,
o las drogas, pornografía, ludopatía y en unas cuantas mas, tenemos cadenas
“invisibles” que se instalan en la mente, en el pensamiento y en el corazón.
Son esas cadenas que sin ser de metal, aprisionan de tal
forma que asfixian el intelecto. Tal vez fue, aquella falta de perdón,
resentimiento, hipocresía, falsedad, o esos malos pensamientos ocultos
escondidos en lo más intimo, dañan de tal manera que son “pesadas cadenas
invisibles”.
En cierta ocasión Jesús se encontró con un grupo de
personas y les dijo: “Conocerán la verdad y la verdad los hará libres”, ellos se
molestaron y le respondieron que “ellos eran libres porque no eran esclavos”,
Jesús les respondió que serian libres de verdad si “El” perdonaba sus pecados.
Cadenas ocultas e invisibles que nos detienen, ahogan,
asfixian, ellas no nos dejan vivir libres,
solamente Jesús las puede cortar.
Permitamos que el Señor Jesús nos libre de todas estas
“cadenas” y así seremos libres de verdad.
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